LA IRA ES COMO EL FUEGO}
Salí a caminar una mañana y en mí recorrido, me encontré con dos individuos muy acalorados discutiendo en la plaza, y al lado un tercero queriendo meterse en medio, queriendo traer la calma y los dejo por un buen rato; hasta que perdió la paciencia y con vos potente les dijo, pero ¡señores! ¿Qué les pasa? La guerra de palabras es enfadosa ¡y es larga! ¿Porque no hacen una cosa? Miren al cielo, respiren profundo y cuenten; “uno, dos, tres ¡y sigan la cuenta hasta llegar a diez!...
{VUELVAN A MIRAR AL CIELO}
Vuelvan a mirar al cielo, piensen en “Dios” y usen la diplomacia y si esto no les trabaja, pues ¡agárrense a golpes para ver qué pasa! Los golpes duelen, pero ¡la ira se apaga! La ira es como el fuego que entre más débil esta su adversario, más violento se vuelve, pero de igual manera, así como lo consume, ¡junto con él se apaga y se muere! “Reflexionen” lean la palabra de “Dios” pues dice la palabra; dense la mano, ¡dense la paz! Háganse amigos, véanse como hermanos; de nuevo vuélvanse a dar la mano, vuélvanse a dar la paz, no sea que antes del verano los visite ¡“Satanás”!...